A moda das tranças pretas
Vicente da Câmara
Vicente da Câmara nació en 1928 dentro de una familia de origen aristocrático muy gustosa del fado, tanto por parte de su tío abuelo João do Carmo de Noronha como de su célebre tía Mª Teresa de Noronha. Su padre, que trabajaba en la Emisora Nacional, le permitió presentarse en la misma a los veinte años obteniendo un éxito que le llevaría a integrarse con asiduidad a un programa radiofónico dirigido por su tía hasta 1962.
En 1961 compondría la letra de la canción que aquí presentamos y que constituyó en su momento un resonante éxito. La música es de Bernardo Lino Teixeira (1895-1949) constituyendo, dentro del fado tradicional, el llamado "Fado Ginginhas". Mientras que la música suena alegre en su tono, la letra que lo acompaña suele ser algo melancólica más que triste.
Como era linda com
seu ar namoradeiro
'Té lhe chamavam
"menina das tranças pretas",
Pelo Chiado passeava
o dia inteiro,
Apregoando raminhos
de violetas.
E as raparigas d'alta
roda que passavam
Ficavam tristes a
pensar no seu cabelo,
Quando ela olhava,
com vergonha, disfarçavam
E pouco a pouco todas
deixaram crescê-lo.
Passaram dias e as
meninas do Chiado
Usavam tranças
enfeitadas com violetas,
Todas gostavam do seu
novo penteado,
E assim nasceu a moda
das tranças pretas.
Da violeteira já
ninguém hoje tem esperanças,
Deixou saudades,
foi-se embora e à tardinha
Está o Chiado
carregado de mil tranças
Mas tranças pretas
ninguém tem como ela as tinha.
(Pulsar para ver el vídeo)
Como era hermosa, con
su aire que enamora
La llamaban
"niña de trenzas negras",
Por el Chiado paseaba
el día entero
pregonando ramitos de
violetas.
Y las chicas de la
alta sociedad que pasaban
Quedaban tristes
pensando en su cabello,
Cuando ella miraba,
con vergüenza, disimulaban
Y poco a poco todas
se lo dejaron crecer.
Pasaron los días y
las chicas del Chiado
Llevaban trenzas
adornadas con violetas,
Todas gustaban de su
nuevo peinado,
Y así nació la moda
de las trenzas negras.
De la violetera ya
nadie hoy tiene esperanzas,
Dejó nostalgias, se
fue y al atardecer
Está el Chiado lleno
de mil trenzas
Pero nadie tiene
trenzas negras como ella las tenía.
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