domingo, 5 de junio de 2016

Náufragio

Amalia Rodrigues



Grande es un país que sabe honrar a sus poetas porque la poesía nace de una fuente, de una inspiración, que es la vida y el sentimiento y la pasión, algo imposible de cuantificar y de prever. Y aunque no responda a planificación alguna sabe llegar al fondo de nuestro interior, pulsando una cuerda a veces olvidada.

Cuando murió Cecilia Meireles en 1964 se la recordó con honores públicos. Detrás quedaba una vida dedicada a la poesía pero también a la literatura infantil y el periodismo. Una vida que conoció un primer matrimonio con un pintor portugués cuando apenas tenía 21 años. Catorce después, su marido se suicidó dejándola con tres hijas pequeñas. Volvería a casarse cinco años más tarde, en 1940.



Con Manuel Bandeira y Carlos Drummond de Andrade lideraría la nueva corriente de la vanguardia modernista en poesía, sin desprenderse nunca de ese profundo toque de humanidad y sentimiento interior que se desprende de su poesía. El fado "Náufragio" está cantado por la gran Amália Rodrigues que, por razones que no conozco, eliminó el último cuarteto de la poesía original. Aquí se incluye.


Pus o meu sonho num navio
e o navio em cima do mar;
– depois, abri o mar com as mãos,
para o meu sonho naufragar.

Minhas mãos ainda estão molhadas
do azul das ondas entreabertas,
e a cor que escorre de meus dedos
colore as areias desertas.

O vento vem vindo de longe,
a noite se curva de frio;
debaixo da água vai morrendo
meu sonho, dentro de um navio…
  
Chorarei quanto for preciso,
para fazer com que o mar cresça,
e meu navio chegue ao fundo
e meu sonho desapareça.

Depois, tudo estará perfeito;
praia lisa, águas ordenadas,
meus olhos secos como pedras
e as minhas duas mãos quebradas.



(Pulsar para ver el vídeo)


Puse mi sueño en un navío,
y el navío sobre el mar;
después, abrí el mar con mis dos manos
y lo hice naufragar.

Mis manos están mojadas
de azul y olas entreabiertas;
y el color fluye de mis dedos
tiñe las arenas desiertas.

El viento vino de lejos,
la noche se curva de frío;
debajo del agua va muriendo mi sueño,
va muriendo dentro de un navío…

Lloraré lo necesario
para hacer que la mar crezca,
y mi navío llegue al fondo,
y mi sueño desaparezca.

Luego ya todo será perfecto:
playa lisa, lisas aguas.
Mis ojos secos como piedras,
y mis dos manos quebradas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario