domingo, 10 de enero de 2016

Fado Desengano
Mª Teresa de Noronha


Dos años mayor que Amália Rodrigues, Mª Teresa do Carmo de Noronha, descendiente de los condes de Paraty y casada en 1947 con José António Barbosa de Guimarães, conde de Sabrosa, representa lo que se ha dado en llamar "fado aristocrático". Ello habla más del origen social de los cantantes que de una forma musical propia.
El fado, que había nacido en las tabernas portuarias de algunos barrios lisboetas (Alfama, Mouraria), que había llegado a principios de siglo al teatro de variedades, se transformaba en una forma musical que conquistaba los salones de la nobleza hasta el punto de que Mª Teresa empezó a hacerse popular desde 1938 cantando en la radio. No fue una excepción porque su propio marido, notable guitarrista, fue autor de algunas composiciones como el "Fado da Defensa" que escucharemos más adelante en la voz de Gonçalo Salgueiro. Mª Teresa era poseedora de una notable voz y elegía para sus fados letras muy cuidadas, alejadas del amor y la traición desgarradas, de los celos apasionados.
El "Fado Desengano" (Letra de Mário Piçarra) es de los llamados "fados triplicados" porque se compone de tercetos donde riman los dos primeros versos mientras los terceros riman entre sí. La música de José Marques ha quedado también como un modelo para fados contemporáneos interpretados, por ejemplo, por Aldina Duarte o Mafalda Arnauth.


E adorei-te e acreditei
No bem que eu ambicionei
Dum amor sinceridade;
As tuas palavras puras
E o calor das tuas juras
Tinham a luz da verdade

Mas um dia te esqueceste
De tudo o que me disseste
Em confissões tão ardentes
Iludiste duas vidas
Com mil palavras fingidas
Que não sentiste nem sentes

Ao contemplar o passado
Como um golpe já fechado
Que ainda sinto doer
Vejo em teus falsos carinhos
Que as rosas têm espinhos
E também fazem sofrer




(Pulsar para ver el vídeo)



Y te adoré y creí
En el bien que ambicioné
De un amor sinceridad;
Tus palabras puras
Y el calor de tus juramentos
Tenían la luz de la verdad

Pero un día te olvidaste
De todo lo que me dijiste
En confesiones tan ardientes
Malograste dos vidas
Con mil palabras fingidas
Que no sentiste ni sientes

Al contemplar el pasado
Como un golpe ya cerrado
Que aún siento doler
Veo en tus falsos cariños
Que las rosas tienen espinas
Y también hacen sufrir

4 comentarios:

  1. Se agradecen las introducciones con ese pequeño resumen. Estupendo trabajo el tuyo, Carlos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias. El objetivo es facilitar a los aficionados españoles un medio de apreciar mejor el fado.

      Eliminar
  2. No deberías limitarlo únicamente a los españoles. Gracias a ti, a mí también me gustan los fados.
    El mexicano

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Dani. Creo que empezaré con los fados y terminaremos cantando rancheras. Si no, al tiempo.

    ResponderEliminar