Sotão de Amendoeira
Fernando Mauricio
Hay muchas clases de fados aunque no una clasificación estricta y sistemática. En ocasiones se sigue el mismo tipo de versificación, como vimos con el Fado Triplicado, o bien la música compuesta en fados anteriores que quedan como un modelo a seguir, tal como sucedía en el Fado Cravo de Marceneiro. Lo que en dos sucesivas entradas traemos es precisamente uno de estos últimos: el Fado Marcha Raúl Pinto, que fue autor de la música.
Uno de los ejemplos señeros de esta forma musical es la canción "Sotão de Amendoeira", tal como la cantó Fernando Mauricio. La autoría es de un importante letrista llamado Carlos Conde (1901-1981), compositor de otras obras clásicas como "Não Passes com Ela à Minha Rua", "Fado da Bica" o "Feira da Ladra". Son canciones caracterizadas por la nostalgia de un tiempo pasado, de una felicidad fugitiva.
La voz es de un hombre que debió ser entrañable en las casas de fados. Fernando Mauricio (1933-2003), nacido en el barrio lisboeta de A Mouraria, las frecuentó desde muy tierna edad, cantó en ellas cuando jovencito alternándolas con su oficio de zapatero y se haría profesional en el Café Luso, O Faia y en el Adega Machado. Aunque actuó en radio y realizó grabaciones, su espacio favorito eran las casas de fados en su barrio y los amigos que tuvo toda su vida.
Naquele típico sotão
Sob as telhas mais
antigas
Da Rua da Amendoeira
Inda há traços que
denotam
O sabor dado às
cantigas
Pla Matilde
cantadeira
Airosa mas
inconstante
A Matilde dava ao
Fado
A graça de outros
estilos
No velho café
cantante
Que ficava mesmo ao
lado
Da Estalagem dos
Camilos
No sotão esconso e
sujo
Três sombras de porte
ufano
Espreitam a Mouraria
As lágrimas de um
marujo
Os ciúmes de um
cigano
E os remorsos de um
rufia
Senti presos os meus
pés
Mas desviei o caminho
E quedei-me ali à
beira
Só para ver outra vez
Aquele sotão velhinho
Da rua da Amendoeira
En aquella típica buhardilla
Bajo las tejas más
antiguas
De la calle de
Amendoeira
Aún hay huellas que
denotan
El sabor dado a las
canciones
Por Matilde la
cantante
Airosa pero inconstante
Matilde daba al fado
La gracia de otros
estilos
En el antiguo café
cantante
Que estaba justo al
lado
Del Albergue de los
Camilos
En la buhardilla
oculta y sucia
Tres sombras de porte
ufano
Vigilan la Mouraria
Las lágrimas de un
marinero
Los celos de un
gitano
Y los remordimientos
de un rufián
Sentí atrapados mis
pies
Pero desvié el camino
Y me quedé allí al
lado
Sólo para ver otra
vez
Aquella vieja
buhardilla
De la calle de Amendoeira
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