Madrugada sem sono
Gisela João
Junto a Carminho, no hay nadie que represente a la pasión en el nuevo fado como Gisela João. Otras grandes de la canción como Mariza, Ana Moura, Ana Sofía Varela o Katia Guerreiro, pertenecen a una generación anterior. Debo reconocer mi entusiasmo personal por la música de Gisela y la forma que tiene de interpretar tanto fados clásicos como fados canción más modernos. Aquí la escuchamos en una canción intensa y profunda como su voz, con letra de Goulart Nogueira y música de Raúl Ferrão.
“El fado no es triste; es intenso, como el flamenco, que para mí no es triste, es fuerza, es vida; es blanco o es negro; si estoy en medio no me encuentro bien” afirma. Natural de Barcelos, en su familia no hay herencias fadistas ni artísticas. “Yo quería ser diseñadora de moda, la música para mí era un hobby”, y una forma de entretener a la larga prole familiar durante las ausencias de la madre.
Gisela era/es la mayor de siete hermanos y la responsable de cuidar, entretener, cocinar para sus seis hermanos que llegaban a este mundo, con precisión matemática, cada dos años. “Eran muchas horas, tenía que hacer de todo, me inventaba platos para que comieran; a ellos sí les cantaba y me disfrazaba de Amalia Rodrigues, con sus labios rojos. Escuchaba la radio y oía a aquella mujer cantar lo que a mí me pasaba”.
Na solidão a
esperar-te
Meu amor fora da lei
Mordi meus lábios sem
beijos
Tive ciúmes, chorei
Despedi-me do teu
corpo
E por orgulho fugi
Andei dum corpo a
outro corpo
Só p'ra me esquecer
de ti
Embriaguei-me, cantei
E busquei estrelas na
lama
Naufraguei meu
coração
Nas ondas loucas da
cama
Ai abraços frios de
raiva
Ai beijos de nojo e
fome
Ai nomes que murmurei
Com a febre do teu
nome
De madrugada sem sono
Sem sem luz, nem
amor, nem lei
Mordi os brancos
lençóis
Tive saudades, chorei
En la soledad de
esperarte
Mi amor fuera de la
ley
Mordí mis labios sin
besos
Tuve celos, lloré
Me despedí de tu
cuerpo
Y por orgullo hui
Anduve de un cuerpo a
otro cuerpo
Sólo para olvidarme
de ti
Me emborraché, canté
Y busqué estrellas en
el barro
Hundí mi corazón
En las olas locas de
la cama
Ay abrazos fríos de
rabia
Ay besos de enojo y
hambre
Ay nombres que
murmuré
Con la fiebre de tu
nombre
De madrugada sin
sueño
Sin luz, ni amor, ni
ley
Mordí las blancas
sábanas
Tuve nostalgia, lloré
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