Olhos Garotos
Lucília do Carmo
Casó con el empresario Alfredo de
Almeida, gran aficionado al fado, con el que tendría en 1939 a un hijo que habría
de heredar sus dotes artísticas: Carlos do Carmo. Aunque viajó a Brasil en los años 40
no gustaba de la vida azarosa de las giras, de manera que abrió en 1947 junto a
su marido una casa de fados llamada “Adega da Lucília”, luego conocida como "O Faia".
Aunque algunos
fadistas abrieron sus propios restaurantes de fado, Lucília fue una de las
primeras, ejemplo seguido poco después por artistas de mayor edad, como
Hermínia Silva, que abre el “Solar da Hermínia”, Carlos Ramos con "A Toca",
Adelina Ramos con "O Tipóia", o Fernanda María que inaugura la casa “Lisboa ŕ
Noite”. Se abre así toda una época en los años 50 y 60 en que los principales
intérpretes de fado buscarán este marco para darse a conocer o sostener su
profesión.
Diz aos teus olhos
garotos
Vivos marotos
Pretos, rasgasdos
Que não andem p'las
esquinas
Feitos traquinas
E malcriados
Que não sigam as
meninas
Simples, ladinas
Dos olhos meus
De tudo acho capazes
Os maus rapazes
Dos olhos teus
Teus olhos amendoados
São comparados
A dois cachopos
Que quando topam
meninas
Pelas esquinas
Dizem piropos
É preciso que lhes
digas
Que as raparigas
Nem todas são
Como as pedras que há
nas ruas
Gastas e nuas
Sem coração
Diz-lhes tudo sem
ralhares
Sem te te zangares
Tem mil cuidados
Sim, que para
entristecê-los
Prefiro vê-los
Nos seus pecados
Não quero os teus
lindos olhos
Correndo abrolhos
Livre-nos Deus
Que causassem tais
ruínas
Estas meninas
Dos olhos meus
Dile a tus ojos
traviesos
Vivos, inquietos
Negros, rasgados,
Que no anden por las
esquinas
Inquietos
Y malcriados
Que no sigan a las
niñas
Simples, ladinas
De mis ojos
Capaces de todo
Los niños malos
De tus ojos
Tus ojos almendrados
Son comparables
A dos chavales
Que cuando encuentran
niñas
Por las esquinas
Dicen piropos
Tienes que decirles
Que las niñas
No son todas
Como las piedras que
hay en las calles
Gastadas y desnudas
Sin corazón
Díles todo sin reñir
Sin enfadarte
Ten mil cuidados
Sí, que para
entristecerlos
Prefiero verlos
En sus pecados
No quiero tus lindos
ojos
Pasando apuros
Dios nos libre
Que causen tales
ruinas
Estas niñas
De mis ojos
No hay comentarios:
Publicar un comentario