miércoles, 23 de noviembre de 2016

Viela

Luis Matos


Luís Filipe A. Matos, nace en Lisboa. Después de cantar en asociaciones de barrio, a los 12 años comienza a hacerlo en varias casas de fados lisboetas: “Adega Machado”, “Adega Mesquita”, “Tímpanos”, “Luso”, “Severa” donde estableció una sólida amistad con el fadista Fernando Maurício.
En 1989 vence en la categoría juvenil de la Gran Noche del Fado. Sin embargo, a fin de continuar sus estudios esperaría varios años para dedicarse plenamente al fado.

Vuelve en 2005 venciendo de nuevo en la Gran Noche del Fado, aunque en categoría senior. A partir de ese momento actúa en el restaurante “Os Ferreiras”, así como en el “Solar do Tomás”, “Marquês da Sé” hasta formar parte del elenco de “A Tipóia” y el “Adega Mesquita”. Tiene dos discos en su haber, el segundo de los cuales (Espelho da Alma) fue muy reconocido.


Fui de viela em viela 
Numa delas, dei com ela 
E quedei-me enfeitiçado... 
Sob a luz dum candeeiro, 
S'tava ali o fado inteiro, 
Pois toda ela era fado.

Arvorei um ar gingão, 
Um certo ar fadistão 
Que qualquer homem assume. 
Pois confesso que aguardei 
Quando por ela passei 
O convite do costume.

Em vez disso no entanto, 
No seu rosto só vi pranto, 
Só vi desgosto e descrença. 
Fui-me embora amargurado 
Era fado, mas o fado, 
Não é sempre o que se pensa.

Ainda recordo agora 
A visão, que ao ir-me embora 
Guardei da mulher perdida. 
Na pena que me desgarra 
Só me lembra uma guitarra 
A chorar penas da vida.


(Pulsar para ver el vídeo)


Fui de callejón en callejón
En uno de ellos, di con ella
Y me quedé hechizado...
Bajo la luz de un farol,
Estaba allí el fado entero,
Pues toda ella era fado.

Me levanté contoneándome,
Un cierto aire de fadista
Que cualquier hombre asume.
Pues confieso que esperé
Cuando junto a ella pasé
La invitación de costumbre.

En vez de eso, sin embargo,
En su rostro sólo vi llanto,
Sólo vi disgusto y descreimiento.
Me fui amargado
Era fado, mas el fado,
No es siempre lo que se piensa.

Todavía recuerdo ahora
La visión, que al irme de allí,
Guardé de la mujer perdida.
En la pena que me desgarra
Sólo me recuerda una guitarra
Llorando penas de la vida.

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